Viajando de lugar a lugar, el Buda enseñó a numerosos discípulos, muchos de los cuales lograron también este estado de Iluminación. Ellos, a su vez, enseñaron a otros y de este modo una cadena ininterrumpida de enseñanza que continua hasta el día de hoy.
El Buda no era un Dios ni profeta de Dios, tampoco se declaró como un Ser divino. En el Budismo no existe el concepto de un Dios creador. El Buda fue un ser humano quien, a través de esfuerzos tremendos, se transformó y trascendió su limitación humana creándose en el un nuevo orden de Ser: Un ser Iluminado.
El estado de Iluminación que alcanzó tiene tres facetas. 1) Es un estado de "Sabiduría", de ver las cosas como realmente son. 2) Es una fuente de "Compasión" o Amor que se manifiesta en una actividad constante para el beneficio de todos los seres. 3) Y es la liberación total de las energías de la mente y cuerpo para que estén al servicio de la mente plenamente consciente.
El concepto budista de la Iluminación no se conoce en Occidente donde tenemos limitados entendimientos de la capacidad espiritual que la vida ofrece. Algunos estudiosos la interpreten en un sentido humanístico como llegar a ser un humano ético y con cualidades morales, careciendo de un orden espiritual. Otros entienden la meta en términos de un Dios más allá de todo y creador de las cosas, la meta en este caso seria comunión o unión con él. Todos estos conceptos son completamente ajenos al budismo.
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