El caballo es el protagonista de todas las fiestas populares que se celebran a lo largo del verano menorquín. Desde junio a septiembre, los caballos y sus jinetes, vestidos de blanco y negro los primeros, y adornados con lazos, bordados y claveles multicolores los segundos, reviven cada año un ritual que nace a principios del siglo.
Las más tradicionales son las de Sant Joan. Su origen se remonta a principios del siglo XIV y es religioso: la Obrería del santo se dirigía en romería a caballo a una pequeña ermita rural para honrar a su patrón. Los «caixers» son los jinetes que representan los estamentos sociales: iglesia, nobleza, artesanos (maestro y aprendiz) y payeses (agricultores, uno del norte y otro del sur del término municipal); los «cavallers», el grueso de la cabalgata («qualcada»), son todos payeses de diversas edades, desde los 7 u 8 años a los más de 70.
La fiesta se inicia el domingo anterior al día 24 de junio, el «Día des Be». Un payés vestido con pieles de cordero, a la manera de san Juan Bautista, recorre descalzo las calles antiguas de Ciutadella, acompañado por los «caixers» también a pie, e invitando a todos a la fiesta que se acerca. El día 23, a las 2 en punto de la tarde, y en el palacio del «Caixer Senyor» (noble) que preside la fiesta el bienio correspondiente, se inicia la fiesta con el «primer toc», la primera vez que suena el «flabiol», una sencilla flauta hecha de caña que con un pequeño tambor irán marcando permanentemente el compás de la celebración.
Los escenarios principales y horarios aproximados de la fiesta son:
Estos juegos son la parte más espectacular y peligrosa de la fiesta, y en ellos participan los jinetes más veteranos. Consisten en tres pruebas de habilidad ecuestre: «Ensortilla», prueba de equilibrio y puntería; «rompre ses carotes», prueba de habilidad por parejas; y «córrer abraçats», la prueba más peligrosa, en que dos caballos se lanzan al galope pegados mientras sus jinetes se abrazan.
La bebida típica de la fiesta, y de las otras fiestas populares de la isla, es el «gin», la ginebra heredada de los ingleses, que se toma con limonada o zumo de limón natural. En casi todos los pueblos de la isla esta mezcla se denomina «pomada».
En Sant Joan y en el resto de celebraciones estivales, el caballo de raza menorquina es uno de los protagonistas principales, aunque participan también caballos de otras razas. El caballo de raza menorquina, reconocido oficialmente como de raza autóctona en 1989, debe ser totalmente negro, esbelto, de ojos redondos y mirada viva, musculoso y potente, de extremidades largas, carácter noble, enérgico y potente y estampa elegante y rústica. Es apto para cualquier tipo de doma, para el uso de la silla y del enganche. La Asociación de Criadores y Propietarios de Caballos de Raza Menorquina trabaja con esfuerzo por la mejora genética de estos caballos, muy apreciados por los criadores europeos, sobretodo catalanes, alemanes e italianos. La raza es de origen berberisco según los últimos estudios, y es uno de los pocos caballos totalmente negros que se conservan en Europa. Como tradicionalmente los trabajos del campo se realizaban con asnos, el caballo se ha mantenido esbelto y de movimientos ágiles, presentando hoy ejemplares de gran belleza en continua revalorización.
El patrón se repite en las fiestas patronales de las otras poblaciones, donde el «Caixer Senyor», el noble, es sustituido por el «Caixer Batle», el alcalde o un miembro de la Corporación Municipal.
La fiesta patronal de la isla se celebra el 17 de enero, Sant Antoni. Ese día se rememora la llegada de las tropas del rey catalano-aragonés Alfonso III el Liberal, en 1287. En ese momento la isla se incorporó a la corona de Aragón, después de haber estado bajo dominio musulmán durante casi 400 años.
Las más tradicionales son las de Sant Joan. Su origen se remonta a principios del siglo XIV y es religioso: la Obrería del santo se dirigía en romería a caballo a una pequeña ermita rural para honrar a su patrón. Los «caixers» son los jinetes que representan los estamentos sociales: iglesia, nobleza, artesanos (maestro y aprendiz) y payeses (agricultores, uno del norte y otro del sur del término municipal); los «cavallers», el grueso de la cabalgata («qualcada»), son todos payeses de diversas edades, desde los 7 u 8 años a los más de 70.
La fiesta se inicia el domingo anterior al día 24 de junio, el «Día des Be». Un payés vestido con pieles de cordero, a la manera de san Juan Bautista, recorre descalzo las calles antiguas de Ciutadella, acompañado por los «caixers» también a pie, e invitando a todos a la fiesta que se acerca. El día 23, a las 2 en punto de la tarde, y en el palacio del «Caixer Senyor» (noble) que preside la fiesta el bienio correspondiente, se inicia la fiesta con el «primer toc», la primera vez que suena el «flabiol», una sencilla flauta hecha de caña que con un pequeño tambor irán marcando permanentemente el compás de la celebración.
Los escenarios principales y horarios aproximados de la fiesta son:
Estos juegos son la parte más espectacular y peligrosa de la fiesta, y en ellos participan los jinetes más veteranos. Consisten en tres pruebas de habilidad ecuestre: «Ensortilla», prueba de equilibrio y puntería; «rompre ses carotes», prueba de habilidad por parejas; y «córrer abraçats», la prueba más peligrosa, en que dos caballos se lanzan al galope pegados mientras sus jinetes se abrazan.
La bebida típica de la fiesta, y de las otras fiestas populares de la isla, es el «gin», la ginebra heredada de los ingleses, que se toma con limonada o zumo de limón natural. En casi todos los pueblos de la isla esta mezcla se denomina «pomada».
En Sant Joan y en el resto de celebraciones estivales, el caballo de raza menorquina es uno de los protagonistas principales, aunque participan también caballos de otras razas. El caballo de raza menorquina, reconocido oficialmente como de raza autóctona en 1989, debe ser totalmente negro, esbelto, de ojos redondos y mirada viva, musculoso y potente, de extremidades largas, carácter noble, enérgico y potente y estampa elegante y rústica. Es apto para cualquier tipo de doma, para el uso de la silla y del enganche. La Asociación de Criadores y Propietarios de Caballos de Raza Menorquina trabaja con esfuerzo por la mejora genética de estos caballos, muy apreciados por los criadores europeos, sobretodo catalanes, alemanes e italianos. La raza es de origen berberisco según los últimos estudios, y es uno de los pocos caballos totalmente negros que se conservan en Europa. Como tradicionalmente los trabajos del campo se realizaban con asnos, el caballo se ha mantenido esbelto y de movimientos ágiles, presentando hoy ejemplares de gran belleza en continua revalorización.
El patrón se repite en las fiestas patronales de las otras poblaciones, donde el «Caixer Senyor», el noble, es sustituido por el «Caixer Batle», el alcalde o un miembro de la Corporación Municipal.
La fiesta patronal de la isla se celebra el 17 de enero, Sant Antoni. Ese día se rememora la llegada de las tropas del rey catalano-aragonés Alfonso III el Liberal, en 1287. En ese momento la isla se incorporó a la corona de Aragón, después de haber estado bajo dominio musulmán durante casi 400 años.
2 comentarios:
Este cuadro lo pinte hace algun tiempo, es uno de mis favoritos me gusta por lo que representa, es emocionente ver la gente como adora a los caballos, lo entiendo, estos caballos son de los mas bellos que se conocen, mis felicitaciones a todos esos caballeros que pueden disfrutar de esos caballos tan magnificos y que hacen que siga la tradición.
Amor y rosas para todos que la primavera traiga paz y bonanza!!!!
GRACIAS: 10 Colorado.
Como aficionado a los caballos en general y a la Resistencia Ecuestre en particular, me gustan todas las disciplinas hípicas, esta de los famosos caballos Menorquines, es una bonita tradición, un tanto peligrosa a los ojos de los no entendidos, pero seguro que con la afición y profesionalidad de los jinetes, no pasa nada con las alzadas de estos caballos.
Me encanta el Blog y lo bien aderezado que lo presenta con unas muy bonitas fotos.
Saludos de Gabriel.
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